Hebrews 3

Preexcelencia de Cristo sobre Moisés

1Por tanto, hermanos santos, partícipes de una vocación celestial, considerad al Apóstol y Sumo Sacerdote de la fe que profesamos: Jesús
1-6. Sigue en los v. 1-6 la comparación entre Moisés y Cristo. Ambos son mediadores, mas el Mediador del Nuevo Testamento supera incomparablemente a Moisés, pues el Padre, fundador de la Alianza de Moisés, la hizo, como hace todas las cosas, por Cristo su Hijo, “por quien creó también los siglos” (1, 2; Judas 5).
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2el cual es fiel al que lo hizo (sacerdote), así como lo fue Moisés en toda su casa. 3Porque Él fue reputado digno de tanta mayor gloria que Moisés, cuanto mayor gloria tiene sobre la casa quien la edificó; 4dado que toda casa es edificada por alguno, y quien edificó todas las cosas es Dios. 5Y a la verdad, Moisés fue fiel como siervo, en toda la casa de Él, a fin de dar testimonio de las cosas que habían de ser dichas; 6mas Cristo lo fue como Hijo, sobre su propia casa, que somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza
6. Insiste sobre la confianza (2, 18 y nota), pero esta vez en el sentido sobrenatural (v. 14).
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Advertencia contra la incredulidad

7Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: “Hoy, si oyereis su voz
7 ss. Recuerda aquel lugar de contradicción en el desierto, donde los israelitas murmuraban contra Moisés y contra Dios, porque les faltaba el agua. Cf. Nm. 14, 21 ss.; Sal. 94, 8 ss.; Ex. 17, 7; Nm. 20, 25.
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8no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, 9donde me tentaron vuestros padres y me pusieron a prueba, aunque vieron mis obras 10durante cuarenta años. Por eso me irrité contra aquella generación, y dije: siempre yerran en su corazón; no han conocido ellos mis caminos. 11Y así juré en mi ira: No entrarán en mi reposo”. 12Mirad, pues, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya corazón malo de incredulidad, de modo que se aparte del Dios vivo; 13antes bien, exhortaos unos a otros, cada día, mientras se dice: “Hoy”; para que no se endurezca ninguno de vosotros por el engaño del pecado. 14Pues hemos venido a ser participantes de Cristo, si de veras retenemos hasta el fin la segura confianza del principio
14. S. Pablo enseña aquí que la fe viva es como un nuevo ser espiritual en Cristo y nos hace despreciar las cosas de abajo que nos roban este privilegio por el cual somos verdaderamente divinizados en Cristo. Pero a los Hebreos no les da aquí doctrina tan sobrenatural como a los Efesios, Colosenses, etc., por las razones que vimos en 1, 1 y nota. Cf. Jn. 10, 34; Sal. 81, 6; 2 Pe. 1, 4.
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15en tanto que se dice: “Hoy, si oyereis su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación”. 16¿Quiénes fueron los que oyeron y provocaron? No fueron todos los que salieron de Egipto por medio de Moisés. 17¿Contra quiénes se irritó por espacio de cuarenta años? ¿No fue contra los que pecaron, cuyos cadáveres cayeron en el desierto? 18¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a los rebeldes? 19Vemos, pues, que estos no pudieron entrar a causa de su incredulidad
19. A causa de su incredulidad: Conclusión semejante a la que expone en Rm. 11, 30-32. Véase Jn. 16, 9, donde Jesús muestra que el pecado por antonomasia está en no creerle a Él como Enviado del Padre porque si fueran rectos le creerían (Jn. 3, 19; 7, 17 y nota) y esto es todo lo que Dios les pide (Mt. 17, 5; Jn. 6, 29, etc.). Cf. 4, 1; 6, 4 ss. y notas.
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